De la estrechez y otras simplezas

De la comedia a la risa.
De la tristeza al drama.
De la tragedia a la comedia.
De un beso tuyo como mío, de uno mío como el de nadie.
Y del rubor de mis rosas a la inercia de dos cuerpos que se miran desnudos entre la muchedumbre.
Dejandome caer sobre nada, dejandome llorar sobre cualquiera.

Cúidame en mi invierno, que distante aún te guardo.
Lígame a tu espejo para cautivarme con tus mismos tiempos.
No llevaré vino hoy en la sangre.

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